sábado, 29 de diciembre de 2012

Un descubrimiento de última hora : Alice Miller

Lo que quiero decir con este título es que se trata de un descubrimiento de última hora para mí, que esta señora afortunadamente ya es suficientemente conocida por mucha gente.

No he tenido todavía la oportunidad de leer nada suyo, sólo algunas entrevistas y las reseñas de algunos de sus libros y me parece una voz poco valorada aunque muy valiente. Ha publicado varios libros sobre el maltrato infantil y sobre el origen de la violencia.

Filósofa, psicóloga y socióloga, de formación psicoanalítica, su conocimiento y experiencia profesional la acabaron situando fuera de las posiciones ortodoxas. Ella defiende al niño frente al padre.

Es muy interesante para la recuperación de los efectos del maltrato, y en consecuencia para la terapia, su concepción del testigo que ayuda, del testigo iluminado, del testigo compasivo ( depende de las traducciones ) y su idea de que la información de los abusos inflingidos durante la infancia se graba en las células del cuerpo como una clase de memoria vinculada a la ansiedad reprimida.


Aquí hay algunos enlaces desde donde ir conociéndola mejor :

http://www.alice-miller.com/index_es.php

http://www.screamsfromchildhood.com/articulos_alice_miller.html

http://terapiapsico-corporal.blogspot.com.es/2010/06/entrevista-alice-miller.html

http://www.tenemostetas.com/2009/08/la-raiz-de-la-violencia-por-alice.html

viernes, 28 de diciembre de 2012

Este año que se acaba

Día de los inocentes. Pero también año de los inocentes. Una inocentada tras otra, pero sin niguna gracia. Parece que un destino burlón y cruel quiere llevarnos al límite de nuestra capacidad de resistencia.

Quizá es necesario y saludable que cada cierto periodo de tiempo se planteen crisis que ayuden a hacer limpieza, que nos permitan revisar nuestra escala de valores y recolocar las cosas en su verdadero lugar... quizá ésa sea la única cara positiva del asunto y en ésa hay que poner la esperanza.

Pero a veces la impresión que prevalece es que alguien, sobre todo algunos más que otros, han hecho mucho para contribuir a dar este sablazo a una inmensa mayoría más ingenua, más inocente, más manipulable. Y entonces una profunda y sana indignación es el eco de fondo constante que no se puede dejar de oír, porque se sienten los efectos de una gran estafa, de una tremenda burla que en forma de corrupción y ansia socava los cimientos de lo que teníamos por más sagrado.

Es como si una carcoma moral se hubiera ido encargando de poner una venda en nuestros ojos y oídos y al roerlo nuestro cerebro se hubiera hecho de gelatina y nuestra capacidad de reacción ante el descaro y la desvergüenza se hubiese congelado. Nos hemos quedado pasmados. Y con la extraña sensación de que alguien en algún lugar se ríe a mandíbula batiente y sin parar en reparos sigue beneficiándose de nuestro miedo y estulticia.